EL CRUCERO LIBERTAD DEL LADO DE LA REPÚBLICA





El 17 de Julio, en Ferrol.

Aquel memorable día de 1936, nuestro crucero se hallaba en la base de El Ferrol. Serían las once de la mañana cuando recibimos orden de estar listos para hacernos a la mar, con rumbo a la Coruña a la tres de la tarde, en cuya población reinaba un fuerte movimiento de carácter político-social. Esta salida, no obstante, por causas aún desconocidas, no llegó a efectuarse, suspendiéndose posteriormente. Así es que, por la tarde, a la hora acostumbrada, salieron los francos a tierra, donde ya se iba generalizando el rumor de un levantamiento militar en África.

Al día siguiente, causó sorpresa general, cuando, en vez de darse los consabidos francos de ría, se dijo que, a las dos de la tarde, saldríamos para Algeciras. Se hacen víveres, petróleo y agua, quedando el barco listo para la marcha. Antes de nuestra salida, vemos al “Miguel de Cervantes” salir de la dársena en que estaba, aprestándose también a petrolear. El otro crucero del mismo tipo, el “Almirante Cervera” quedaba en dique. Horas más tarde, cuando hasta la ría ferrolana llegasen los estruendos de la sublevación, tal circunstancia privaría a la República de uno de sus mejores buques, propiciando su caída en manos de los sublevados, pese a la valiente defensa hecha del mismo por un puñado de camaradas fieles al Gobierno, quienes finalmente, sucumbieron ante el aplastante número de los asaltantes que, desde tierra, les tenían cercados por todas partes.

Rumbo a Algeciras

A las 13´48 horas de dicho día 18, a régimen de 25 millas, el “Libertad” abandonaba su base, arrumbando seguidamente hacia el Sur. Por ser verano y haberse concedido los reglamentarios permisos, las dotaciones de los barcos quedaban reducidas a sus dos tercios.

Cuando iniciamos la navegación, ya era de dominio general, abordo, el hecho de la sublevación en Marruecos, así como el de que tropas legionarias y moras estaban desembarcando en Cádiz y Algeciras. Sabíamos también que el Gobierno nos ordenaba ir contra ellas, a la vez que evitar nuevos desembarcos.

Todos teníamos la impresión de que aquello era cosa de días… Una cosa nos extrañó poderosamente durante la travesía: los aparatos de radio de a bordo fueron retirados. Con esta medida, no podíamos enterarnos de lo que estaba aconteciendo. Sin embargo, por si estaba dictada contra los pusilánimes que pudieran dejarse impresionar por el movimiento subversivo, nada objetamos.

Por lo demás, los radiotelegrafistas de confianza del buque (cabos Radio, Antonio Cortejosa Vallejo y Fernando Pérez Méndez) iban dando noticias de la marcha de los sucesos a los elementos de confianza de probada lealtad de la dotación. Así, se fue formando un pequeño núcleo de gente adicta al Gobierno de la República, el cual se fue engrosando aceleradamente, firmemente dispuesto a afrontar los acontecimientos.

Este mismo personal radio-telegráfico fue quién nos puso en antecedentes de la circular dirigida por el General Franco, en la mañana, desde la estación de Las Palmas, a los generales jefes de las ocho regiones militares del país, así como a los jefes de los departamentos navales, concebido en estos términos:

“En radiograma de esta fecha, digo a general jefe de Circunscripción Oriental de África, lo siguiente: ¡Gloria al Ejército de África!, ¡España sobre todo!. Recibid el saludo más entusiasta de estas guarniciones que se unen a vosotros y demás compañeros de la Península en estos momentos históricos. ¡Viva España con honor!”.

Se prepara la dotación contra cualquiera contingencia


El día 19, amaneció espléndido. Navegábamos ya a una velocidad de 27 millas, vibrando sobremanera el barco al impulso de sus máquinas. Hacia las nueve de la mañana, el Cabo Radio camarada Fernando Pérez avisó a dos compañeros de los del núcleo leal, indicándoles que, según noticias recogidas en la estación, el movimiento subversivo se extendía por la Península, muchas de cuyas capitales ya estaban en poder de los rebeldes, añadiéndoles que el Presidente de la República y el Gobierno habían estado hablando por radio, desde Madrid, al pueblo, así como al Ejército, Marina y Aviación, haciendo un llamamiento a todos para sofocar la sublevación, por lo que se impone – terminó diciendo el Cabo Pérez – el apoderarnos de nuestro buque antes de que personal dudoso nos haga una traición.

Estas mismas palabras fueron dichas seguidamente a numerosos cabos y marineros de confianza, incluyendo a fogoneros, maquinistas y algunos auxiliares. Como consecuencia de todo esto, se consolidó el núcleo adicto formado, que anhelaba entrar en acción.

A las 14´50 horas, el Ministerio de Marina enviaba al Comandante del “Libertad” el siguiente despacho:

“Estaciónese proximidad de Cádiz. Establezca contacto, por radio, con jefe rebelde plaza, conminándole a rendirse. De no hacerlo, bombardeará puntos estratégicos de la plaza en poder rebelde. En la tarde de hoy, escuadrilla aviación, con la que establecerá contacto por radio, cooperará con los buques en la rendición de los rebeldes”.

Llegando frente a Cádiz, vimos como el mando, en vez de preparar los cañones de 152 mms, únicos útiles para una acción sobre la costa, lo hacía solamente con los de 47 mms, de saludo, cosa que ya nos puso a todos los que estábamos enterados del radiotelegrama del Ministerio, pensando que se acercaba el momento decisivo.

Bueno será decir que los oficiales, durante todo el día, estuvieron fiscalizando enormemente a la dotación, disolviendo corrillos que comentaban las incidencias de tierra y llamando la atención de la gente sobre otras cosas insustanciales, no permitiendo a nadie la entrada en sollados, como no fuera debidamente justificada.

La dotación dueña del Buque

Por la tarde, viendo a la dotación bastante excitada y recelosa, el mando ordenó subir de los pañoles municiones para las piezas de 152 milímetros, previa llamada a los artilleros, coincidiendo ésta con una reunión que se celebraba en el sollado 4 de fogoneros (lugar apenas frecuentado por la oficialidad), donde hicieron acto de presencia bastantes cabos, fogoneros y marineros, ultimándose el propósito de afrontar la situación.

Cuando los artilleros se dirigían a sacar los proyectiles, ordenados, el cabo Romero so pretexto de ir al pañol a recoger saquetes para los mismos, fue a proa y en compañía de varios cabos y marineros, cogieron los fusiles que, de antemano, habían depositado en el citado sollado 4, con la correspondiente munición, tomadas del pañol de Condestables. Inmediatamente se cursó un aviso a los camaradas de popa, para que se armaran también. A los cinco minutos, gran parte de la dotación, toda ella gente de confianza, estaba armada, provista de diversos elementos. Un grupo se dirigió al puente y otros a ocupar los puntos estratégicos de cubierta, procediéndose a la detención de todos los oficiales, que apenas ofrecieron resistencia, a los cuales se quitaron las pistolas y mando al sollado 3, bajo guardia. El crucero “Libertad” había sido mantenido para la República por su dotación.

El mismo día 19, la estación de radio del “Libertad”, estando a la altura de Cádiz, pone al ministro el siguiente radio:

“Apoderados del buque esperamos órdenes V.E. –Estamos acabando el petróleo. Viva la República” y enseguida otro radio comunicando. “Mando buque lo tomó auxiliar naval A. González Dopico. Espera a la altura de Cádiz llegada petrolero quedando a bordo 170 toneladas y víveres para dos días. Urge venga buque tanque y víveres. Se ha detenido Comandante, Jefes y Oficiales por traidores”.

“A bordo del buque se forma de inmediato un Comité, el primero de los de su género, llamado “de los Trece”, por el número de miembros que lo componían, que toma a su cargo el gobierno de la nave, con el auxiliar naval D. Antonio González Dopico como nuevo comandante” (Benavides pag 132, Pery. Apéndice C)

1º COMITÉ DE GOBIERNO DEL CRUCERO “LIBERTAD”

CARGO - NOMBRE - GRADUACION - FILAC.POLIT

Presidente Antonio Romero Rebon Cabo Electricista JSU
Secretario Andres Romero Vecino
Francisco Bertalo Blanco Cabo Electricista
Fernando Alonso Alonso Cabo Electricista
J. Fernández Blanco Cabo CNT
Enrique Granadaille Vilavoy Cabo Marinería
Amable Lago Delgado Cabo Apuntador CNT-FAI
Manuel Varela Cortiza Cabo Electricista
Ramón Gómez Prieto Fogonero Preferente
Eugenio Porta Rico Cabo Artillería
Marcial Regal Cebreiro Auxiliar 2º Naval PCE
Fernando Pérez Méndez Cabo Radio PCE


Surgió el problema de la falta de petróleo para poder actuar con el dinamismo que acuciaba en este momento crítico.

“Apoderados buque esperamos órdenes V.E.- Estamos acabando el petróleo. Viva la República”. ”Mando buque lo tomó auxiliar naval A. González Dopico. Espera a la altura de Cádiz llegada petrolero quedando a bordo 170 toneladas y víveres para dos días. Urge venga buque tanque y víveres. Se ha detenido Comandante, Jefes y Oficiales por traidores”.[17]

Al anochecer de este día 19, el “Libertad” fue atacado por la aviación y, en vista de ello, decide refugiarse en Tánger desde donde envía el siguiente comunicado:

“Por haber sido hostilizado con fuego de bombas, escaso petróleo hemos tenido que refugiarnos en Tánger en espera del buque petrolero hasta su llegada a este puerto. Ruego a V.E. ordene su venida a este puerto. Situación a 2.500 metros al 358 de la Farola del Monte de la Dirección. Existencia de petróleo 139 toneladas a las 23 horas. Son de urgente necesidad agua, carbón de cock, víveres y petróleo”.[18]

Bombardeo frente a Cádiz

Cádiz estaba ya, al poco, a la vista, ofreciendo un aspecto de ciudad en plena actividad devastadora, ardiendo por sus cuatro costados y oyéndose más y más, a medida que nos acercábamos, fuertes tiroteos. Cuando estábamos ya frente a la plaza, vimos salir del puerto un vaporcito que arbolaba, al parecer, una bandera roja, dirigiéndose hacia nosotros. Para prevenir sorpresas, fuimos siguiendo la marcha de la embarcación con nuestros cañoncitos de saludo, dando vueltas la misma y regresando a puerto.

Mientras el Gobierno nos diera órdenes, contestando al despacho elevado al hacernos cargo del buque, empezamos a dar vueltas a Cádiz. Seguramente fue captado por los facciosos de la plaza el anterior despacho, identificándonos, por cuanto no tardó mucho en presentarse un avión, que nos lanzó cinco bombas por el costado de babor, sin alcanzarnos, afortunadamente.

El Ministro nos señaló que fondeáramos en Rota, donde vendría un petrolero a rellenarnos de combustible.

Hacia Tánger

Pero, después de bombardearnos el aparato, en la incertidumbre si los destructores y submarinos permanecían o no fieles al Gobierno (los facciosos se jactaban de poseer algunas unidades), no nos pareció prudente pasar la noche en el punto ordenado, máximo cuando todo el litoral parecía sernos hostil, y pusimos proa a Tánger, en cuyo lugar se estaba concentrando la Escuadra.

A las siete de la tarde, un radiotelegrama del ministerio nos advertía respecto a los cañoneros “Laya” y “Dato”, que andaban por el Estrecho y cuya actitud no estaba todavía definida, pues no contestaban a las llamadas que se les hacía por radio. A las 21 horas, navegando todo el camino con las luces apagadas, entrábamos en el puerto de Tánger. Aquella misma noche se nombró Comandante del “Libertad”, provisionalmente, al auxiliar naval camarada Dopico. A las 23´59 horas, un despacho circular del ministerio ponía en guardia a todas las unidades de Mar, Tierra y Aire contra la estación radiotelegráfica EBC, de San Fernando, en poder de los rebeldes.

Estábamos siempre pendientes de las noticias que iba dando el Gobierno sobre la marcha de los acontecimientos. Por ellas, nos enteramos, contrariamente a lo que aseguraban los facciosos, que Madrid, Barcelona, Valencia, Cartagena, Alicante y las provincias del norte y algunas otras capitales de importancia seguían en poder de la República, así como los destructores y submarinos, lo que nos alegró extraordinariamente. Aquella agitada noche, todo el personal durmió con el fusil a la cabecera…

Concentración de la Flota en Tánger

Durante todo el día 20, fueron concrentándose en Tánger las unidades navales adictas. Llegó primero, el guardacostas “Uad-Lucus”; luego el destructor “Churruca”, que, después de haber realizado un transporte de tropas a la Península a favor de los rebeldes, su dotación había detenido a jefes y oficiales, manteniendo al barco para la República; y siguieron arribando; el cañonero “Laya”, crucero “Miguel de Cervantes”, destructores “Almirante Ferrándiz” y “Sánchez Barcaiztiegui”…

Cada vez que se incorpora un nuevo buque, el entusiasmo entre las dotaciones; al cual se unen muchos habitantes de la ciudad, es delirante. En la madrugada de este día, el “Tofiño” nos comunicó, para su traslado al Gobierno, el radiograma siguiente, captado a los facciosos:

“El General Franco a generales de división y comandantes militares.- Visto persisten algunos focos de rebeldía, es necesario aplastar con toda energía todo conato resistencia, imponiendo medidas de rigor en proporción a los excesos cometidos.- El movimiento es arrollador y triunfante.- No deben permitir jamás la huída a cabecillas responsables. No dar el menor crédito a patrañas que, en su desesperación, extienden los cercados y divulgar la verdad con notas por las radios locales”.

En contestación a una llamada apremiante nuestra, interesando la posesión del navío por su dotación, a mediodía, se recibía a bordo del “Libertad” un despacho del acorazado “Jaime I”, en el que se nos decía que la dotación se había hecho dueña del mismo, noticia que al ser divulgada entre las dotaciones de todos los barcos surtos en el puerto, produjo indescriptible alegría, dado el valor decisivo del navío en cuestión.

No hace más que cruzar el espacio aéreo, durante toda la jornada, un avión rebelde, volando a gran altura y sin arrojar explosivo algunos, habida cuenta de que estamos en puerto internacional.

Réplica a una amenaza telegráfica facciosa

En la mañana del día 21 se hizo cargo de la jefatura de la Flota el capitán de fragata D. Fernando Navarro, enviado por el Gobierno el día anterior.

Horas antes, se había captado un despacho cursado por el general Franco, al Jefe de la Base Naval de Cádiz, concebido en estos términos:

“Acabo de recibir el siguiente radio de la estación de la guardia civil de Burgos: Guarniciones Norte de España pertenecientes 5º,6º,7º y 8º Divisiones, informadas elevado espíritu patriótico y secundadas con entusiasmo y eficacia por la población civil en sagrada misión salvar patria, se mantiene con orgullosa actitud y envían efusivo saludo a las fuerzas que, con mismo entusiasmo, participan movimiento Andalucía, convencidos próximo triunfo final.- Contralmirante noticias absolutamente falsas radiadas desde Madrid, estas fuerzas dominan la situación, reinando casi absoluta tranquilidad.- Fuerzas motorizadas, equipos móviles, se dirigen rápidamente a Madrid, desde Zaragoza, Pamplona, Logroño, Burgos y Valladolid, secundado movimiento convergente columnas Algeciras y…” (hasta aquí lo captado)”.

La misma mañana, la estación de Cádiz, hacía público este radio:

“Jefe de División a todos los Aeródromos y para general conocimiento.- Manifiesto solemnemente que, en el mismo momento que sean bombardeados por algún aparato los cuarteles o edificios de esta ciudad de Cádiz, ordenaré inmediatamente fusilamiento del general Núñez de Prado, que se encuentra aquí detenido.¡Viva España!.

El mando de la Flota contestó de esta forma:

“La Flota atenta al Gobierno a sediciosos Cádiz.- Si Escuadra tiene conocimiento se procede al fusilamiento general Núñez de pardo, fusilará 90 jefes y oficiales y un general que tiene prisioneros”.

Con la mayor brevedad, los rebeldes contestaban de esta forma:

“General Franco a Escuadra.- Esperamos que la caballerosidad con que se ha portado siempre la Marina evite derramamiento de sangre”.

Aquellos valientes camaradas del “Canovas del Castillo”

Ese mismo día 21 de Julio, cerca del atardecer, salimos para Gibraltar para petrolear, en unión del crucero gemelo “Miguel de Cervantes”. Íbamos con propósito de cañonear, al pasar, los objetivos de Ceuta; pero la niebla reinante nos lo impidió.

A las diez de la noche, estábamos ya en la Base Naval Inglesa, desde donde llamámos al “Jaime I” – que había entrado y quedado en Tánger -, para que se uniese, arribando después de la medianoche, junto con el torpedero 14, que había escapado de Algeciras.

Aquella noche, desde la emisora sevillana, el beodo Queipo del Llano diría que nuestro acorazado había sido hundido en el Estrecho y seriamente averiados los cruceros “Libertad” y “Miguel de Cervantes”…

Durante aquellas horas, recibimos una angustiosa llamada radiotelegráficas del cañonero “Cánovas del Castillo”, diciéndonos que estaban dentro del Arsenal de La Carraca, batiéndose con el crucero “República”, cañonero “Lauria” y buque escuela “El Cano”, los cuales estaban en manos de los facciosos, por lo que era indispensable y urgentísimo que fuera en su ayuda uno de nuestros cruceros, advirtiéndonos, finalmente, que no hiciéramos caso de las noticias que facilitaba el “República” y “Elcano”, pues eran tendenciosas e inexactas.

A la vista de ello, se envió a estos camaradas un despacho preguntándoles si podían salir con el cañonero. Los camaradas del “Cánovas del Castillo” nos enviaron finalmente, este nuevo y viril despacho:

“En contestación a vuestro radio, podemos decir que es imposible salir de este Arsenal de La Carraca por encontrarnos en reparación.- Tenemos maquinaria desmontada.- Rogamos máxima urgencia en nuestra ayuda.- Tenemos continuo tiroteo con los mandos y tropas insurrectas.- Esperamos hagan todo lo posible darnos ayuda.- De no ser por barcos, podría ser por aviación, a la cual esperamos sin desmayar, ya que, de no venir nadie, nos encontramos perdidos. ¡Viva la República, hermanos!”.

La carencia de petróleo nos impidió acudir rápidamente en auxilio de estos bravos compañeros. Después, cuando, ya hecho combustible, podíamos habernos acercado, la estación del “Cánovas del Castillo”, no daba señales de vida…

La tardanza fue debida a que, cuando nos disponíamos a petrolear en Gibraltar, el Almirantazgo inglés nos indicó que lo hiciéramos en aguas españolas, teniendo que fondear, al día siguiente, en Puente Mayorga, donde el “Ophir” facilitó combustible a toda la Flota.

En la tarde de ese mismo día 22, sufrimos cinco ataques de la aviación enemiga, que fueron bien repelidos por toda la Flota. Precisamente, en aquellos momentos vino hacia nosotros un bote del Almirantazgo, diciéndonos que procuráramos no disparar a los aviones en la dirección de Gibraltar, porque caían en la plaza muchos cascotes de metralla. A esto se unió, luego, que los proyectores de la repetida población estuvieran enfocándonos toda la noche, lo que suponía tanto como estar a merced de otros probables ataques de la aviación facciosa, cosa que movió a nuestro mando a ordenar la salida de aquellas aguas y entrar en Málaga., hacia donde se dirigieron esa noche todas nuestras unidades excepto, a excepción de nosotros mismos, que nos dirigimos a Ceuta para cañonearla, lo que frustró la densa niebla existente en aquellas horas, con gran desconsuelo de nuestra dotación, que a toda costa quería batir las defensas de la plaza.

En Málaga, frente a un posible ataque enemigo

En la mañana del día 23, arribamos a Málaga, donde nos enteramos de multitud de noticias en relación con el movimiento subversivo. El 24, a las 9 horas, salimos hacia Melilla, para efectuar una operación de castigo, en unión del “Jaime I” y el “Miguel de Cervantes”. Las respectivas dotaciones se mostraban gozosas ante la perspectiva del combate. A mediodía una orden del Ministerio nos mandaba regresar a Málaga, pues una fuerte columna de infantería enemiga se dirigía hacía la capital, para tratar de tomarla. En efecto, a las cinco de la tarde, entra en puerto el velero “Cala Ensenada” y sus tripulantes nos advierten que los rebeldes avanzan sobre Motril. Pero, durantes las horas posteriores del día, el peligro que se cernía sobre la capital malagueña, va esfumándose.

Cañoneo sobre Ceuta

A las dos horas del día 25, el “Libertad”, “Jaime I” y “Miguel de Cervantes” abandonan el puerto de Málaga, rumbo a Ceuta. A una distancia de 17.000 metros del El Hacho, empieza la operación de castigo. El primero en abrir fuego es nuestro buque que arbola la insignia del Mando de la Flota, el cual hace siete salvas por grupos; luego el “Jaime I”, haciendo once disparos. En estos momentos se ven incendios en tierra originados por nuestra acción. Finalmente le toca el turno al “Miguel de Cervantes”, siendo no menos certero en su fuego.

Como se ha ido formando una molesta neblina, nuestros tres barcos se han ido acercando más y más a la costa, y ya estamos a unos 7.000 metros. Las baterías enemigas han abierto fuego contra nosotros. Los disparos no son certeros. Menudean de nuevo nuestros proyectiles. La fortaleza del Hacho, cuarteles, muelles y otros objetivos arden bajo el fuego de nuestros cañones. La aviación enemiga nos ha atacado, aunque infructuosamente.

Son ya las doce y media, cuando cesa la operación de castigo, que ha podido ser más positiva. Las dotaciones de nuestros buques vibran de emoción y entusiasmo. No quieren terminar…Pero la operación ha finalizado y hay que regresar a puerto.

A la altura de Estepota, recibimos un radio de Almería, indicándonos que vayamos allí para recoger a 600 milicianos para marchar sobre Motril. Mientras el “Jaime I” y el “Miguel de Cervantes” se adentran hacia Málaga, nosotros continuamos hacia Almería, a una velocidad de 30 millas.

Ya en este puerto, después de cumplimentar a las autoridades, serían las 20 horas, cuando arriban a nuestro costado multitud de embarcaciones que portan los milicianos armados de forma heterogénea.

Operación contra Melilla

A la una de la madrugada del día 26, llevando a bordo a los camaradas milicianos embarcados dos horas antes, partimos hacia Motril, a cuyo puerto arribamos alrededor de la seis. Encontrándose allí fondeado el destructor “Almirante Ferrándiz” y el guardacostas “Uad-Lucus”. En la población se divisan varios incendios y restos de la lucha desarrollada horas antes. Los rebeldes, al hacer acto de presencia ambos buques, habían huido hacia los montes. Tan pronto llegamos, fueron desembarcados los milicianos, y viendo, la tranquilidad que reinaba ya en la ciudad, nos hicimos de nuevo a la mar, con rumbo a Melilla.

En el camino, coincidimos con el “Jaime I” y el “Miguel de Cervantes”, adoptando entonces la línea de fila, llevando en medio al acorazado, para preservarlo de cualquier eventual ataque de aviación, que, por otra parte, no tardó en presentarse, a la altura de Cabo Tres Forcas, cayendo muy cerca las bombas arrojadas por los aparatos agresores, los cuales estuvieron a punto de causarnos un disgusto.

Continuamos acercándonos a Melilla, a cuyos rebeldes pusimos un radio previamente, al encontrarnos a la vista de la plaza, conminándoles a la rendición, para que no dieran lugar a que tuviéramos que abrir fuego contra la misma. Al no dar este resultado, abrimos fuego. Eran, entonces las tres de la tarde, y nos hallábamos a unos 14.000 metros de distancia.

Empezó “El Libertad”; llego “El Jaime I”, y finalmente, el “Miguel de Cervantes”. La plaza tocada en sus objetivos militares más importantes, comenzó a arder por los cuatro costados. Los fuertes, cuarteles, base de aviación de Mar Chica, etc, acusaron durante el rigor de nuestros proyectiles, que, en salvas atronadoras y certeras, propagaban la destrucción y pánico por doquier.

La defensa de los facciosos corrió a cargo de su aviación, la cual, durante el tiempo que duró nuestro cañoneo, nos atacó repetidas veces, sin consecuencias sensibles, para nosotros, a excepción del Condestable de la 3ª Sección de nuestro crucero, que fue herido pos un cascote de bomba.

Ni que decir tiene que la operación de castigo realizada contra los facciosos dicho día es, sin duda, de las más fuertes llevadas a cabo por la Flota Republicana en el curso de la guerra.

Operación sobre la costa enemiga del Estrecho

Al amanecer del día 3 de agosto, el “Libertad y el “Jaime I” se encontraban próximos al Estrecho, con la misión de cañonear determinados objetivos facciosos. Serían las siete, cuando ambos buque iniciamos la operación general de castigo, disparando sobre unos núcleos de fuerzas moras en la zona comprendida a la izquierda de la desembocadura de río Guadiaro, destacados allí el día anterior por los facciosos desde Algeciras.

De allí pusimos proa a Punta Carnero, cuyas baterías, apenas nos tuvieron a tiro, empezaron a dispararnos, antes que abriésemos fuego. Pero hasta que no llegamos a 9.000 metros de distancia, no abrieron fuego nuestros cañones. Y dos o tres minutos después que el “Libertad” entraba en acción el acorazado Jaime I. Primero, solo con sus casamatas, ya a una distancia de 1.000 metros, con sus poderosas torres del 30, que lo barrían materialmente todo.

Proseguimos la marcha hacia Tarifa, llegados frente a cuya plaza, dimos nuevamente comienzo a nuestra actividad, colocando 80 proyectiles en una zona enclavada a la derecha del faro del puerto. Pero, antes de emprender regreso a Málaga, todavía nos quedaba recalar sobre Ceuta. Y a fin de hacerlo, partimos.

Serían las once de la mañana, estando en pleno Estrecho, nos atacó un trimotor enemigo por dos veces, ahuyentándolo nuestras defensas antiaéreas y sin que pudiera lograr nada. A la vista de Ceuta, cuando nos disponíamos a arremeter, en primer término contra El Hacho, un acorazado alemán tipo “Deutschland” se interpuso “caprichosamente” entre nuestros barcos y la costa, por lo que, bien a nuestro pesar, tuvimos que desistir del ataque proyectado, retornando seguidamente al puerto de partida.

El mismo día, el Jefe de Operaciones, teniente de navío Padro, comunicá la muerte de varíos Jefes y Oficiales a bordo:

“Jefe Operaciones (“Libertad”) al Ministro de Marina.- Jefes y Oficiales detenidos a bordo “Libertad” agredir vigilante que estaba cerrando los portillos. Los vigilantes repeler agresión a tiros. Muertos todos los detenidos a excepción capitán Franco y alférez de navío Souto. Los cadáveres se arrojaron al mar”.[19]

Se frustra la entrada en Cádiz del “Kamerún”

El día 18 de Agosto, estando navegando en servicio de vigilancia por el Estrecho, detuvimos a dos pesqueros de la zona enemiga, a los cuales después de recoger a bordo sus tripulantes, hundimos. Los pescadores, precisamente nos contaron multitud de atrocidades que iban cometiendo los facciosos a su paso.

Por la tarde vimos a un vapor extranjero que parecía intentaba adentrarse en el puerto de Cádiz. Le dijimos por medio del Código internacional de señales, que parara hasta que nos acercásemos a reconocerlo, pero el barco continuó su rumbo a toda velocidad, sin hacer caso alguno de la advertencia. Tuvimos que hacerle varios disparos de atención, parando entonces rápidamente. Llegamos a su lado. Nos encontrábamos a unos 11.000 metros de la plaza gaditana, sin que las baterías rebeldes dieran señal alguna de vida. Ordenamos al buque extranjero nos siguiera a alta mar, donde arriamos un bote, con un grupo de compañeros de nuestra dotación para reconocer dicho barco, que resultó ser el germano “Kamerún”, que navegando de Alemania a Génova, había recibido orden de su Gobierno para entrar en Cádiz a recoger los súbditos de la misma nacionalidad. Comprobando todo esto, se le mandó que prosiguiera viaje a Italia, sin recalar en España para evitarse contratiempos. Nos hizo caso, no sin antes protestar por los disparos de aviso que habíamos hecho. Y salió para ganar el Mediterráneo, donde todavía lo reconoció el “Lepanto”.

El combate de Chérchel

En la tarde del 6 de septiembre de 1937, la Flota Republicana se hacía a la mar, rumbo a Argel, para escoltar un convoy muy importante, que llegaba. Cerca de las cuatro, enfilaban la bocana del puerto los destructores “Lepanto”, “Gravina”, “Almirante Valdés”, “Jorge Juan”, “Almirante Miranda”, “Escaño” y “Almirante Antequera”, seguidos de los cruceros “Libertad” y “Méndez Núñez”.

El mando de la Flota, constituído entonces por el Jefe D. Miguel Buiza y por el Comisario General, camarada Bruno Alonso, arbolaba su insignia en el “Libertad”. A régimen de 20 millas, bien pronto perdimos de vista Cartagena. Nada digno de mención aconteció en el nocturno y silencioso caminar de las naves, cuyas dotaciones afanosas de luchar y servir a la República, vibraban con el mayor entusiasmo, extremando la vigilancia.

Amaneció un día espléndido mientras los barcos seguían deslizándose imperturbablemente en pos de la misión confiada…

Serían las siete, cuando avistamos dos buques mercantes, que resultan ser el “Aldecoa” y el “Satrústegui”, de los esperados, los cuales se incorporan a nosotros acto seguido. Y esperamos un rato evolucionando frente a las costas africanas, a ver si llegaban también los otros mercantes que habían de salir de Bona. Pero, viendo que no daban señales de vida, el Mando dispuso regresar a nuestra Base Naval, emprendiendo el camino a continuación, aunque disminuyendo bastante la velocidad, para poder acompañar el convoy.

A las diez, se tocó zafarrancho de combate en el “Libertad” para hacer ejercicio, el cual había de desembocar, nada más que a los diez minutos, en encuentro real con uno de os mas poderosos navíos enemigos.

Allá, por la popa, a la distancia de unos 18.000 metros, se avistaba un buque de guerra cuya silueta se asemejaba a los cruceros tipo “Washington”, al cual pertenecían los facciosos “Canarias” y “Baleares”. El navío avistado se acercaba…

Por si acaso, preparamos nuestros cañones y empezamos a medir distancias. Bien pronto iba a quedar despejada la incógnita, pues pudo verse cómo el barco abría fuego contra nosotros, enviándonos su primera salva. Todavía esta primera no había llegado, cuando nuestros cañones respondieron, prólogo elocuente del gran combate que iba a tener lugar. Eran en aquel momento, las 10´40 de la mañana.

El “Libertad”, dando vuelta rápidamente en busca del navío superior, metió toda su velocidad, mientras la bandera de combate era izada, arrancando de boca de uno de nuestros esforzados marinos, al verla resquebrajarse:

-. ¡Rómpete, pero no te rindas!.

El “Méndez Núñez” viró igualmente, tratando de seguir al “Libertad”; pero su menor velocidad le dejaba bastante lejos.

Los destructores en el primer momento, prosiguieron escoltando al convoy.

El Espíritu combativo de la tripulación, estimulado por la gravedad del momento era magnífico. Cada uno en su puesto, el “Libertad” brillaba a la altura de las mejores unidades y se crecía ante su adversario.

En el fragor de la lucha, los observadores a bordo creyeron ver caer dos de nuestras salvas sobre el buque pirata. Y, en efecto, algo anormal debió suceder en el mismo, por cuanto, a partir de tal momento, dejó de funcionar la artillería de una de sus cuatro torres, al tiempo que el barco daba vuelta y se alejaba a toda velocidad.

Fue este un instante de la mayor emoción. Eran las 11´15 horas. La huída del poderoso rival, lejos de calmar el ánimo, centuplicó la combatividad de la dotación republicana, siempre arengada por el Mando. Perseguimos el barco, que huyó hacia Gibraltar.

Abandonamos la persecución. El “Lepanto”, que con los demás destructores había dejado el convoy, mediado el encuentro, para tomar parte en la lucha, sólo pudiendo asistir a la fuga del crucero rebelde, pasando muy cerca de nosotros, felicitándonos por la desigual pelea sostenida.

Salimos a recoger el convoy, al cual, separándonos para volver a reunirnos en el nuevo punto de reunión acordado.

Pero antes, ya en las primeras horas de la tarde, hizo acto de presencia la aviación enemiga. Fueron, primero, tres aviones bombarderos, a los que se unió, a los pocos minutos, un nuevo aparato, pero éste torpedero. Dieron vuelta para poder atacarnos desde la dirección del sol, cosa que no consiguieron ante el nutrido y certero fuego antiaéreo que les hicimos. Y tuvieron que descargar a destiempo, pero muy cerca de nuestros barcos. El avión torpedero tiró dos torpedos contra el destructor “Jorge Juan”, sin alcanzarlo, pasando los mismos por la popa del “Méndez Núñez”, que estaba a unas tres millas.

A las cuatro de la tarde, encontrándonos frente a Orán, divisamos, entre la bruma, un al parecer, buque de guerra, de iguales características que el pirata de la mañana. Se tocó a zafarrancho de combate y se previno a la gente.

Acabamos por identificar al “Canarias”, el cual, a una distancia de 12.000 metros, abrió fuego, que instantáneamente fue replicado por nuestras baterías. El “Méndez Núñez” se nos adelantó y fueron sus disparos los primeros. Los destructores salieron en pos del adversario. El “Lepanto”, fue el único entre ellos que usó la artillería.

Como durante la mañana, el enemigo estaba situado en lo oscuro del horizonte, metido siempre entre la bruma; nosotros, en la dirección del sol, ofreciendo mejor blanco. Sin embargo, era deficiente su dirección de tiro, pues ninguna de sus salvas cayó cerca.

Hasta las seis y media, duró el segundo encuentro. Ahora que con muchas intermitencias, pues el pirata, cada vez que se veía apurado, se escondía entre la bruma, al amparo de su buena velocidad y superior potencia artillera. Y entonces, no había manera de medir distancias, ni centrarlo bien.

La lucha terminó a la mañana, desapareciendo el enemigo.

2º COMITÉ DEL CRUCERO “LIBERTAD”

CARGO - NOMBRE - GRADUACION - IDIOLOGIA

C.C Deleg.Ministerio Francisco Bertalo Blanco - Cabo 1º Electricista - JSU
Presidente - Antonio Romero Rebón - Cabo Artillería - JSU
Secretario Andres Romeu
Andrés Seco Canto (Couto)
Manuel Varela Cortiza
Amable Lago Delgado CNT-FAI
Julio Doce Freire
Francisco Deibe Abelló
Alfonso Carucho Oficial de Artillería
Gonzalo García del Ojo Aux.2º de Oficinas
Marcelino Llanos Cotofre C.N.T
Luís Sánchez Torres 3º Maquinista
Ramiro Loureiro Aux. C.A.S.T.A
José Saura López Marinero


[17] . N.C. 062.-1-284/M. Crónica de Organización de la Marina Republicana. AGMAB. SHEMA 9720

[18] . N.C.062.-1-284/M. Crónica de Organización de la Marina Republicana. AGMAB. SHEMA 9720

[19] N.C.284/N. Crónica de Organización de la Marina Republicana. AGMAB. SHEMA 9720

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